A finals d’abril vaig tenir el gust de participar als II “Diálogos feminista y ecologistas: Ciudades vivibles para sostener las tramas de la vida” organitzats per Entrepobles. No faré aquí un resum, que podeu llegir a la revista 77 d’Entrepobles, però si que tinc pendent fa setmanes (mesos) fer l’article recollint la intervenció aquí, ja que té a veure amb la tasca feta com a regidora de l’AUP Rubí.
Us deixo aquí i en el vídeo incrustat a sota la llista de reproducció completa amb els debats dels I i dels II Diàlegs, per si voleu escoltar les dones interessantíssimes que hi han anat participant, i em poso tot seguit amb la intervenció.
La taula en la que participava se centrava en articular veus de feministes que estem en la gestió concreta del treball a les ciutats, des de les institucions: l’alcaldessa del Municipi B de Montevideo (Uruguai) Silvana Pissano, Valeria Melipillán, alcaldessa de Quilpué a Xile (que no va poder participar per una emergència climàtica al seu municipi); Blanca Valdivia del Col·lectiu Punt 6 i Lilián Celiberti de Cotidiano Mujer d’Uruguai i l’Articulació Feminista Marcosur. La intervenció és oral (i això es nota en l’escrit que ve ara) i en castellà.
“Me parece que es importante empezar situando el posicionamiento vital (que al final es político) que tenemos cada una de nosotras cuando hablamos o hacemos, puesto que lo colectivo, esas ciudades cuidadoras que queremos construir, se nutren de las experiencias vitales de cada una.
En mi caso, el lugar en el que estoy y desde el que trabajo en la política institucional tiene mucho que ver con Ca la Dona como espacio feminista de maduración, crecimiento y aprendizaje. La experiencia allí me ha permitido estar en la institución desde un lugar que quizás no es el habitual, y que tiene poco que ver (esperamos) con el hacer clásico de las organizaciones políticas representativas.
Es muy importante porque al final las formas de hacer, el cómo hacer, también generan ciudad. ¿Des de que lugar queremos construir todo este común que estamos buscando crear en nuestras ciudades? Es importante clarificarlo, aunque siempre teniendo en cuenta que nuestro papel ahora mismo como grupo municipal de la AUP no es de gestión de lo público, pero sí de construcción de lo común (más aún porque en la candidatura intentamos construir dentro y fuera de la institución).
Los aprendizajes en el feminismo a los que me refiero tienen mucho que ver con construcción comunitaria desde lo que en Ca la dona llamábamos política de la relación: transformar de forma permanente y consciente el mundo en la cotidianeidad, el día a día, desde los espacios en los que interactuamos y a partir de la relación de igual a igual entre las personas y colectivos.
Y por lo tanto estar en la institución no sería estar en un espacio “de poder”, un espacio para ejercer poder sobre, o un espacio en el que se valore el poder en sí mismo, sinó que debería ser, entendemos, un espacio para contribuir a esas ciudades cuidadoras donde las personas podamos ser de manera autodeterminada y autónoma, y desde donde poder hacer. Estar en la institución debería servir no para “tener poder” sinó para facilitar este poder hacer y ser ciudadano, desde una misma y en relación, en el reconocimiento de la interdependencia y de la ecodependencia.
A partir de ahí hay un elemento que me parece importante resaltar: el trabajar en la política institucional desde un reconocimiento mútuo con el resto de personas con las que interactuamos, sean colectivos, partidos, técnicos y técnicas, etc., pero sobretodo también desde las alteridades, desde los márgenes y periferias (un igual a igual que en realidad debe traer la periferia al centro y por lo tanto cuestionar siempre privilegios).
Respecto a las alteridades, en el documental Ciutats Vivibles de Entrepobles una compañera de Punt 6, Sara Ortiz Escalante, decía que si las ciudades consiguen garantizar el derecho a la ciudad para todas las personas que estan/estamos en los márgenes, lo garantizaran para todo el mundo, porque el resto (más o menos) los tenemos satisfechos.
Partiendo de aquí es más facil huir permanentemente de sectarismos, partidismos, luchas de intereses o redes clientelares de las que a menudo se fomentan en la política institucional. Así, intentar tejer redes desde abajo hacia arriba, generando confianza con las personas de diferentes organizaciones, des del reconocimiento, la honestidad y saliendo de los corsés en los que se te sitúa cuando estás en estos espacios de representación.
En los procesos para generar consensos creo que es indispensable partir de las subjetividades diversas, llegar a esa ciudad que tiene que ser diversa y permitirnos ser diferentes, reconocer el conflicto que se genera, crearlo si hace falta, y buscar los consensos y lo común des del disenso, desde toda esa distinción que nos hace al final más libres. Que la igualdad no sea una normatividad o una homogeneización, un gris que se impone desde la gran estructura y desde el poder sinó que sea el afloramiento de todas las diversidades que hay en las ciudades para poder generar desde ahí la comunidad.
Todo esto no son palabras abstractas sinó que forman parte de una política que es feminista, ecologista y absolutamente transformadora desde la vida. Una política que puede permitir también que las propuestas tengan permanencia más allá de cambios de gobierno o siglas, que es uno de los problemas de las instituciones: cada vez que hay cambio de gobierno se abandonan propuestas. Es indispensable generar cierto reconocimiento mútuo y consenso político para que las propuestas puedan ser asumidas y se sientan compartidas, para que puedan ser más permanentes y tirar adelante seas gobierno o oposición. Es nuestra responsabilidad intentar hacer comunidad más allá de las siglas propias y romper ese distanciamiento que hay entre lo que se entiende como la política legítima (la de las instituciones y partidos) y la comunidad que también es política”.
A partir d’aquí la intervenció aterra explicant propostes concretes desenvolupades des de l’Alternativa d’Unitat Popular aquest mandat: per a treballar la seguretat en i des de la comunitat; per a fer dels carrers i places un lloc per a la vida i la relació (i no només un lloc de pas, per als cotxes o per al consum); per una energia pública, distribuïa i de proximitat; per renaturalitzar la ciutat; per un oci nocturn juvenil dinàmic i segur; i moltes d’altres que de fet podeu veure a la web de l’AUP. “Propuestas diferentes que intentan concretar toda esta perspectiva feminista de hacer una ciudad cuidadora más allá de “la piedra” y poniendo el centro en la relación, en la comunidad, en el apoyo múto, en la equidad, en esa desinstitucionalización para que la política sea desde abajo, siempre conscientes del lugar en el que estamos”.